Tras una serie de quilombos personales que me dejaron pensando (para
mal), ha llegado el punto en el día en el que vuelvo a mi casa luego del
trabajo y demáses (que incluyen fumar cigarros de vainilla con una
persona copada).
En la parada me han llamado la atención por mi
pipa, como siempre. Pero eso no es lo importante. Lo importante es que,
al entrar en el bondi y viajar apretado como el cuello de Bart después
de mandarse una cagada, logro conseguir asiento.
Mi compañero de
asiento era una persona particular. Un señor regordete, vestido con
ropas de lo que parecían parientes muertos (nada contra eso, de hecho yo
lo hago -y seguido-), con baranda a no bañarse hace tres semanas.
Pero esto no es lo importante.
En
un momento, el chancho (inspector colectiveril, o como quieran
llamarle) subió al transporte no-tan-público y le dijo al chofer que una
carretera de Aldolandia estaba cortada, pero tenía que seguir a través
del embotellamiento para subir gente. Acto heroico, en verdad.
Pero.... esto no es lo importante.
Mientras esto pasaba, mi compañero de asiento empezó a escupir en la ventana. Cerrada.
La ventana. Estaba. Cerrada.
-Podrías abrir la ventana, ¿no te parece?- le dije en tono jocoso.
El
tipo giró lentamente la cabeza y me dirigió una mirada de desprecio que
jamás olvidaré. No, mentira, la baranda que tenía (vida propia) no me
dejó concentrarme en la mirada que me dirigió. Igual, juro que lo oí
gruñir.
Ahora viene lo importante.
El chancho se baja, y el
chofer se pone a hablar con un tipo que resultó ser testigo de uno de
sus tantos choques colectiveriles (No se preocupen chicos, el testigo no
termina muerto como en la mayoría de las películas).
-Aaaah de ahí te conozco- Dice el chofer.
-Si... estos motoqueros conducen para la mierda-
-La
verdad que si. Está lleno de negros motoqueros. Te juro que al tipo ese
lo mataría. No me hubiese desviado.- el tono del chofer tenía saña.
(mi compañero escupía la ventana)
-¡Pero si se te pasan en rojo esos negros de mierda!- agregó el testigo.
-¿Sabés qué? un día agarro el falcon viejo que tengo guardado, les meto unas vías de tren, y empiezo a pisar negros-
(mi compañero seguía escupiendo. Ahora puteaba contra el "embotellamiento de mierda y la puta que los parió")
-¡Es buena idea viejo!-
-¡Claro
boludo! Vos sabés que, desde los 8 años que manejo, y desde los 16 que
laburo. Vi cada cosa que ni te imaginás... vi la matanza esa... ¿te
acordás esa del 2006?- preguntó el chofer.
(mi compañero se echó un garzo verdoso a la ventana y lo intentó limpiar con la manga)
-Si si, me acuerdo...- respondió el testigo, pero parecía que no tenía idea de qué le hablaban.
-Bueno, yo ví como le volaban la cabeza al viejo mientras me estaba manducando un matambre a la pizza-
Se me escapó una carcajada. Esto era demasiado.
La gente me miró, y me atraganté y tosí riéndo, hasta que me calmé cuando mi compañero de asiento me dice: -¿De que te rei'?-
No respondí.
Me limité a reir del día de mierda.
Si nadie se rió, debo entender que por allá manducarse un matambre a la pizza mientras ves como le vuelan la cabeza a un tipo es cosa de todos los días.
ResponderEliminarY me juego a que si tu compañero de asiento va en una moto, escupe para adelante.
jajajaja claro, es todo muy serio, en especial el matambre a la pizza...
ResponderEliminarCreo que tus días mejorarían sensiblemente si contaras con un helicóptero particular y helipuerto en Aldolandia, vamos a hacer todo lo posible.
ResponderEliminarVos,nene,sos genial.
ResponderEliminarjajaja, esto esta mui graciooosoo " la mirada que tenia" no mentira.. jajajaj
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