sábado, 12 de marzo de 2011

"Una parte mía piensa que..."

Como habrán visto en el cuento de hace un par de post, mi forma de pensar se rige de una manera casi esquizofrénica, con varias personalidades antagónicas que intentan... gobernarme. Finalmente, había decidido mandarlas a la mierda y hacer lo que me haga feliz. Aún así, esto no quiere decir que hayan desaparecido mágicamente.
Ahora me pregunto: ¿por qué carajos tengo que pensar como un puto comité?

viernes, 11 de marzo de 2011

Sigo vivo... vivo en Buenos Aires. Sobrevivo y me falta el aire.

Odio Capital Federal (sin ofender gente porteña, que hay de ustedes bastante copados). Lo unico que salva a ese lugar son las cosas baratas (viendoló desde un punto de vista naïve) y las fiestas copadas que tiene. Tendrían que agarrar a la mitad de la gente y mandarla a laburar al campo, para que vean lo que es bueno, carajo. Y de paso uno no tiene que nadar entre un mar de gente para llegar de una esquina a la otra.

Fuera de esto, quiero denunciar que la linea 129 (sería el Plaza que va de Capital Federal a La Plata) se esta haciendo la boluda de una manera épica, mandando micros por autopista cada 10 minutos y por Cno. Centenario (el que se toma LA MAYORÍA de la gente) cada una hora. Grupo Plaza, comprensé un burro y haganse cojer durante un mes seguido.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cortito (IV)

Los arquitectos son personas no tan hombres como para meterse en ingeniería, pero no tan maricotas como para meterse en decoración de interiores.

(No es mío, no se de quién es)

jueves, 3 de marzo de 2011

De blancos, negros, y grises

Me vi en el vacío. Parado sobre la nada. Mis decisiones me ahogaban en un mar invisible.
Intentaba empujarlas con mis propias manos, pero no había caso.
Mi Yo Negro aparece. Su piel parecía pintada con una tempera opaca y mate. Su mirada era fija y su postura perfecta. Tenía un rictus muy marcado en su rostro.
-Tenes que agarrar una por una y plantearte un tiempo, y que objetivo pretendes. Tenes que ser firme. Y si no lo logras, será un fracaso.- dijo, señalándome con el brazo extendido, desde una distancia.
Miré hacia atrás. La gran mayoría de mis decisiones fueron un fracaso. Ahora, ademas de ahogarme en mis decisiones presentes, me ahorcaban las pasadas mal hechas.
Por suerte, apareció mi Yo Blanco. Parecía relajado, despreocupado. Su misma presencia se sentía como un buen masaje en la espalda después de haber trabajado duro durante un largo día. Su piel tenía una consistencia aceitosa y era blanca perlada. Me sonrió, y me dijo:
-Che! dejáte de joder hermano! relajate y dejá que te lleve el viento por la vida...-
Le hice caso. Necesitaba vacaciones de todo esto.
Mis decisiones presentes se volvieron un río, y la corriente de este llevaba la barca que se había formado con mis decisiones pasadas.
Me quedé dormido. Soñé con ser un héroe. Soñé que salvaba al mundo. Soñé que conseguía lo que quería.
-PERDISTE EL TIEMPO!!!-
Era el Yo Negro, que me despertó con su voz gruesa y resonante.
Para cuando abrí los ojos, se había ido y me encontraba con mi barca perdido en el mar de decisiones, sobre la barca que me llevaba. No tenía remos y remar con las manos no servía. Estaba a la deriva.
Se abre un hoyo en el mar, y sale mi Yo Gris. Y el color le quedaba bien...
Era indefinible. Su color era aguado, como si estuviese pintado con acuarela. No tenía una postura fija. Ni siquiera parecía demostrar un sentimiento.
Me puso la mano en el hombro, y dijo: -Mantenete constante. No importa el tiempo que te tome, podés salir de esta.-
-¿cómo? ¿cómo hago?- dije desconcertado.
-Mirá donde estas parado... tu barca son las decisiones mal hechas. Apoyáte en ellas, aprendé de ellas. Sentilas, pero no dejés que se vuelvan pesadas y te hundan-
Miré mi barca. No era la misma. Había cambiado.
La examiné durante un rato, y encontré unas maderas para improvisar unos remos. Y remé. Hubo un punto en el que me había desmotivado, pero seguí remando. Incluso en un punto esto me puso un poco infeliz, pero lo seguí haciendo. Y vi la tierra.
Estaban los tres en la orilla.
Cuando bajé, me rodearon y me obligaron a elegir. Querían que me quede con alguno de ellos. Que sea su discipulo.
-Vayansé a la mierda! no los necesito!- grité empujandolós, enojado. Odié sus consejos. Todos y cada uno.
Al tocarlos, me pinté con sus colores. Quedé como un budín marmolado. Estaba de blanco, negro y gris. Esto no me importó. Seguí mi camino.
Sentí algo en el brazo, y me detuve. A simple vista no pasaba nada, asi que miré detenidamente los colores que me dejaron mis otros Yo. Se mezclaban muy lentamente, al mismo ritmo que avanza el minutero de un reloj.
Estaban formando un color nuevo.
Nunca lo había visto, pero lo sentí increiblemente familiar.
Lo sentí mío. Miré sonriendo mi camino, y lo seguí.