jueves, 3 de marzo de 2011

De blancos, negros, y grises

Me vi en el vacío. Parado sobre la nada. Mis decisiones me ahogaban en un mar invisible.
Intentaba empujarlas con mis propias manos, pero no había caso.
Mi Yo Negro aparece. Su piel parecía pintada con una tempera opaca y mate. Su mirada era fija y su postura perfecta. Tenía un rictus muy marcado en su rostro.
-Tenes que agarrar una por una y plantearte un tiempo, y que objetivo pretendes. Tenes que ser firme. Y si no lo logras, será un fracaso.- dijo, señalándome con el brazo extendido, desde una distancia.
Miré hacia atrás. La gran mayoría de mis decisiones fueron un fracaso. Ahora, ademas de ahogarme en mis decisiones presentes, me ahorcaban las pasadas mal hechas.
Por suerte, apareció mi Yo Blanco. Parecía relajado, despreocupado. Su misma presencia se sentía como un buen masaje en la espalda después de haber trabajado duro durante un largo día. Su piel tenía una consistencia aceitosa y era blanca perlada. Me sonrió, y me dijo:
-Che! dejáte de joder hermano! relajate y dejá que te lleve el viento por la vida...-
Le hice caso. Necesitaba vacaciones de todo esto.
Mis decisiones presentes se volvieron un río, y la corriente de este llevaba la barca que se había formado con mis decisiones pasadas.
Me quedé dormido. Soñé con ser un héroe. Soñé que salvaba al mundo. Soñé que conseguía lo que quería.
-PERDISTE EL TIEMPO!!!-
Era el Yo Negro, que me despertó con su voz gruesa y resonante.
Para cuando abrí los ojos, se había ido y me encontraba con mi barca perdido en el mar de decisiones, sobre la barca que me llevaba. No tenía remos y remar con las manos no servía. Estaba a la deriva.
Se abre un hoyo en el mar, y sale mi Yo Gris. Y el color le quedaba bien...
Era indefinible. Su color era aguado, como si estuviese pintado con acuarela. No tenía una postura fija. Ni siquiera parecía demostrar un sentimiento.
Me puso la mano en el hombro, y dijo: -Mantenete constante. No importa el tiempo que te tome, podés salir de esta.-
-¿cómo? ¿cómo hago?- dije desconcertado.
-Mirá donde estas parado... tu barca son las decisiones mal hechas. Apoyáte en ellas, aprendé de ellas. Sentilas, pero no dejés que se vuelvan pesadas y te hundan-
Miré mi barca. No era la misma. Había cambiado.
La examiné durante un rato, y encontré unas maderas para improvisar unos remos. Y remé. Hubo un punto en el que me había desmotivado, pero seguí remando. Incluso en un punto esto me puso un poco infeliz, pero lo seguí haciendo. Y vi la tierra.
Estaban los tres en la orilla.
Cuando bajé, me rodearon y me obligaron a elegir. Querían que me quede con alguno de ellos. Que sea su discipulo.
-Vayansé a la mierda! no los necesito!- grité empujandolós, enojado. Odié sus consejos. Todos y cada uno.
Al tocarlos, me pinté con sus colores. Quedé como un budín marmolado. Estaba de blanco, negro y gris. Esto no me importó. Seguí mi camino.
Sentí algo en el brazo, y me detuve. A simple vista no pasaba nada, asi que miré detenidamente los colores que me dejaron mis otros Yo. Se mezclaban muy lentamente, al mismo ritmo que avanza el minutero de un reloj.
Estaban formando un color nuevo.
Nunca lo había visto, pero lo sentí increiblemente familiar.
Lo sentí mío. Miré sonriendo mi camino, y lo seguí.

3 comentarios:

  1. aaah, es el mejorrrrrrrrrrrrrrr. es de tu autoria ? :O esta muy bueno, posta. aprendi :P

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  2. Holaaa, vengo a decir que el cuento es de Ratón :D

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  3. mmuuuuuuuuuuuuuuuyy bueno, da para pensar un rato :O

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